11.20.2011

"acordaos del cambio de hora: mañana a las 00:00 será 1996"

El peculiar grupo de gente que se reunió allí la otra tarde me hizo recapacitar acerca de como estaban las cosas. Me dolía la admiración que sentía por esos, los artistas que habían elegido permanecer en la sombra, resignarse con sueldos modestos o penosos a cambio de poder hacer lo que amaban. Y me dolía asecas que los más eruditos, fueran el último escalafón de la sociedad y que la cultura no fuera más que una prostituta, degradada y humillada por la MTV y otros proxenetas. Que el mundo girara en torno a un puñado de multimillonarios inéptos o gilipollas, o ambas cosas, valorados porque o bien sabían mover un trozo de cuero redondo o bien habían estafado y urdido hasta corromper el rincón más escondido de su alma. Mientras que los que deberían gobernar adictos al tabaco y a un puñado de sueños, recogían colillas del suelo. Y aún preguntarán el porqué de mi indecisión, el porqué no sé como afrontar esta situación. Yo lo diré, ¿qué estamos haciendo? o mejor, ¿qué coño estamos haciendo? Ya no es que no podamos, es que no debemos continuar alimentando unas ideas atrasadas, es que la política debería evolucionar al compás que las personas y no al revés, no adaptarse las personas a ella, inamovible, errónea.


Si fuéramos todos, oh si lo fuéramos. Siempre he pensado que el mundo de Matt Groening es una especie de filosofía vidente del pasado, presente y futuro de la humanidad. Si pudieramos reunir lo mejor de cada casa, lo mejor de verdad. Que se extinguieran los políticos. Que ocuparan su lugar un médico, un profesor, un científico, un arquitécto, un filósofo, un economista... Gente que nos representara de verdad de manera sensata. πολιτικός significa "de los ciudadanos","de lo que me conviene a mi y a mis cojones" debe provenir de una palabra griega que desconozco. Esa gente, preparada cada una en su especialidad crearían un tótem, la base de una sociedad más justa, de un lugar del que te sintieras orgulloso de pertenecer. Y no tener que huír. Y querer quedarnos o volver siempre que pudieramos. Pero como dice Pérez Reverte, "Son las paradojas de nuestra triste, ingrata, maldita España". Pero bueno, que sabré yo.


TROPOSFERA



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